Desde la legislatura que comenzó en el pasado año 2017, se viene tramitando en el Congreso la octava versión del proyecto de ley que pretende la prohibición total del uso del asbesto en nuestro país; en las ocasiones anteriores los proyectos han corrido la suerte del archivo por problemas o factores diversos, mostrando una desidia increíble hacia los problemas de salud y hacia el deterioro ambiental asociados al uso de este elemento y es de esperarse que por fin prospere esta iniciativa vital para la salud y la preservación del entorno de todos los colombianos. En este caso ha sido aprobada la ley en tercer debate, en la comisión séptima de la H. Cámara de Representantes ,y esperamos que triunfe la lógica y el bienestar de todos sobre el lobby que ha mantenido el uso de este elemento.
Poco se conoce en términos generales sobre este material que es quizá uno de los minerales más antiguos conocidos y utilizados por el ser humano, ya desde el año 2600 A.C se utilizaba en Finlandia en desarrollo de la alfarería y aún hoy es materia prima para una gran variedad de usos, no es gratuito que los griegos lo denominaran “Amianto” que significa “el material inextinguible”. Se puede también afirmar que el asbesto es una fibra con una cantidad de propiedades que lo hacen único y muy útil en muchos usos de la vida diaria; lamentablemente lo hace tan útil como peligroso.
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Es muy importante aclarar que el asbesto no es en sí mismo un material, es más bien un nombre genérico con el que se denominan seis diferentes materiales que tienen algo en común en su composición y poseen condiciones ideales de resistencia al calor, bajo costo de producción y facilidad de manejo; aparte de esto el asbesto está presente en todos nuestros entornos. ¿Por qué entonces habría de prohibirse un material de semejantes condiciones?
Existe información científica respaldada por entidades reconocidas que prueba plenamente la incidencia del asbesto en el cáncer, a partir de ella la OMS ha relacionado más de 107.000 muertes con la exposición al mismo y 63 países del planeta han prohibido su uso; existen también, una cantidad de riesgos asociados a la utilización que afectarían no sólo el conjunto de los ecosistemas, sino también la salud de todos los colombianos.
La población más expuesta es la compuesta por los trabajadores de las minas y por los que trabajan en su conversión en productos industriales, ellos están expuestos básicamente a la degradación de la fibra en partículas y a su ingestión por las vías respiratorias, principalmente la capacidad pulmonar; la Sociedad Americana de Medicina del Pulmón ha venido haciendo seguimiento en EU desde el año 1975 y tiene registrados, a 2018, de un total de 14.378 casos mortales de la enfermedad.
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En las anteriores versiones del proyecto de ley se han detectado inmensos intereses que han impedido la aprobación del mismo; no deja de ser extraño que senadores que apoyaron el proyecto decidieran a última hora retirar el apoyo y votar en contra del mismo, es indiscutible que muchas personas derivan su sustento de la extracción y manipulación de este material pero es también claro que los costos derivados de los inconvenientes de salud de los mismos es inmenso; sin duda lo justo sería generar programas que compensen económicamente a estas personas pero en todo caso prohibir la explotación y el uso del material, de lo contrario sería interesante oír las explicaciones que puedan aportar los miembros de la comisión séptima para negar una protección vital a los ciudadanos.
Quiera Dios que predomine la lógica que indica que lo primordial es la protección de la vida y del entorno de los colombianos.
@alvaro080255